(apuntes sobre Facilitacion Noviolenta de Comunidades para Transiciones Ecosociales: F-NET)
Sobre textos de: Nacho García Pedraza, Jose Luis Fernández Casadevante, Javier Fernández Ramos, Tatiana Sibilia, Fernando Cembranos. Jose Angel Medina. Introducción de: Yayo Herrero
QUE Y COMO DECIDIR
Estamos tomando
decisiones constantemente. La mayor parte de las decisiones no se consideran
como tales. Cuando caminamos no pensamos conscientemente dónde vamos a poner el
pie. Sin embargo, ponemos el pie en la parte seca y no en el charco. Estamos
tomando decisiones que no sabemos que estamos tomando. A veces, no nos damos
cuenta de que estamos decidiendo porque son decisiones muy repetitivas, o
situaciones en las que no nos detenemos a analizar las alternativas porque ya
lo sabemos (decidimos detenernos y no cruzar la calle cuando hay automóviles
circulando en ella sin pararnos a pensar todos los días que si continuamos
probablemente tengamos un problema). Y en otras ocasiones, simplemente no
tomamos una decisión explícita porque consideramos que la decisión a tomar no
merece dedicarle mucha energía. Por supuesto; no todas las decisiones que
tomamos son iguales ni tienen las mismas consecuencias. Proponemos aquí
analizar las decisiones que tomamos en nuestros grupos o comunidades distinguiendo
en el fondo y la forma, el qué y el cómo: es decir, el tema sobre el que estamos decidiendo, y la forma en que decidamos.
Qué
estamos decidiendo: El tipo de decisiones en función de las consecuencias en el
grupo.
La influencia de
nuestra decisión en la identidad del grupo, el número de veces que tendremos
que enfrentar las mismas decisiones o decisiones similares, el nivel de acuerdo
o adherencia que se necesita, cuántas personas se ven afectadas por nuestra
decisión, etc. son diferentes aspectos que pueden ayudarnos a definir qué tipo
de decisión debemos tomar:
Decisiones estratégicas: decisiones
que normalmente guardan relación con
los fines y objetivos del grupo, o la identidad del grupo.
Afectan a toda la unidad o grupo. Suelen ser
decisiones a largo plazo y no se repiten con frecuencia (no estamos decidiendo
sobre cosas similares que ya decidimos). Las consecuencias suelen ser altas y
no son tan fáciles de cambiar después de tomar la decisión.
Decisiones
tácticas: Son decisiones que pueden
ocurren con mayor frecuencia, y la
información o experiencia previa suele ayudar en el proceso de decisión real.
Las consecuencias pueden minimizarse de alguna manera si la decisión no fue
buena.
Decisiones
operativas: Están más
relacionadas con rutinas, procedimientos
que ya son conocidos, no afectan la os objetivos (al menos no de forma aislada,
puede que muchas decisiones operativas si afecten a una parte más esencial de
un grupo) y tienen que ver más con la vida diaria del grupo.
Consecuencias Repetición Energía invertida
Estratégica Alta Baja Alta
Táctica Media Media Media
Operativa Baja Alta Baja
En los grupos se trata por
lo general de tomar decisiones que impliquen las mejores consecuencias y el
menor uso de energía (en grupos, la energía suele ser una cuestión de tiempo y
recursos humanos), sabiendo que un alto nivel de consecuencias generalmente
requiere más inversión de energía. El problema aparece a veces al identificar
cuán importante es la decisión y cuánta energía se tiene para invertir en ella.
Algunas preguntas que nos ayudan a establecer el nivel de la decisión a tomar:
¿Mi grupo va a cambiar significativamente después de tomar la decisión?
¿Cuántas personas se ven afectadas por esta decisión?
¿Nos ayudará esta decisión a tomar decisiones en
el futuro?
¿El proceso de tomar esta decisión va a reforzar la dinámica del grupo?
Cómo decidimos: Decisiones Formales y no-formales
Tal y como
hemos visto, los grupos toman decisiones todo el tiempo. La mayoría de estas
decisiones no siguen un patrón o método explícito para ser tomadas
(especialmente aquellas relacionadas con los niveles tácticos y operativos) o puede
que ni siquiera sean consideradas como decisiones (decisiones no formales). Sin
embargo, otras decisiones siguen patrones explícitos o requieren métodos
específicos de cómo hacerlo (decisiones formales). El primer nivel (el no
formal) suele ser una forma de ahorrar energía y con menor participación (ya
que necesita menos “recursos humanos”). Y el segundo abre la ventana para una
mayor participación y asegura que el grupo es consciente de que ha tomado una
decisión
Decisiones No-formales o
decisiones economizadoras
La mayoría de
las decisiones no formales se toman para ahorrar energía, avanzar más rápido o
evitar argumentos irrelevantes. A medida que los grupos de trabajo se vuelven
más operativos, toman más decisiones no formales. Este es el lado positivo de
las decisiones no formales. El problema con las decisiones no formales surge cuando
se usan en exceso en grupos que aún no son están muy cohesionados o cuando
estas decisiones se toman para manipular y camuflar las decisiones. Aunque las
decisiones “manipulativas” no formales se destacan más (si se detectan) porque
causan alarma, en la mayoría de los grupos son mucho menos frecuentes que las
que realmente resultan “economizadoras”.
Cuándo se
pueden utilizar
|
Cuándo no se
deben utilizar
|
|
PREGUNTA POR
NEGATIVO.
“¿Alguien se opone?” “¿Algún desacuerdo?” Si
nadie responde en un periodo corto de tiempo la discusión avanza
|
Es un procedimiento útil y rápido en:
Grupos pequeños que son operativos.
Cuando hay confianza mutua.
Cuando hay un cierto grado de identificación
con el grupo.
|
Cuando las decisiones requieren reflexión
colectiva y tiempo para ser asimiladas.
Cuando las relaciones se basan en el miedo o
cuando el grupo tiene una organización vertical. En este caso, las decisiones
se toman sin que el grupo esté involucrado (las personas en posiciones
subordinadas probablemente no muestren desacuerdo con las personas en
posiciones más altas).
Al tomar decisiones importantes (cuando es
importante conocer las consecuencias).
En el caso de la
sincronicidad en parejas, la percepción de los dos
que responden dará el nivel de adhesión a la decisión (si los dos no son
estigmatizados, se considerará la voz de la mayoría).
|
SUPUESTO POR
NEGATIVO.
Se da por supuesto que si alguien se opone lo
dirá y si no, se sigue adelante.
|
||
SINCRONICIDAD
POR PAREJAS
“” ¿Priorizamos este punto?” “Sí, sí” (dos personas responden
al mismo tiempo mientras el resto permanece
callado). Se asume que el grupo acepta.
|
Cuándo se pueden utilizar
|
Cuándo no se deben utilizar
|
|
HECHOS
CONSUMADOS
un individuo o un grupo pequeño toma la
decisión de forma implícita y el grupo se encuentra con una decisión ya
tomada
|
Debe haber confianza entre los miembros del
grupo
Cuando este tipo de decisiones no siempre las
toman las mismas personas
Cuándo la experiencia de esta
fórmula ha sido útil en ocasiones anteriores
Cuando está claro que el
individuo o el pequeño grupo
no está siguiendo sus propios
intereses
|
Cuándo la decisión solo
favorece al que toma la decisión
Cuándo quienes los que toman la
decisión no tienen la credibilidad del grupo
|
Decisiones formales: El
proceso de toma de decisiones
Las decisiones
formales son lo que generalmente entendemos por decisiones. Hablamos de
decisiones formales cuando el grupo es
consciente colectivamente del proceso de toma de decisión. Esto es más
frecuente en decisiones de tipo estratégico y táctico. Este tipo de decisiones
suelen seguir un patrón explícito que debe crearse, y esto es lo que llamamos
el proceso de toma de decisión. En un grupo, el patrón explícito suele seguir
el modelo racional para tomar una decisión: definir la situación, reunir
información, establecer criterios, considerar todas las alternativas, evaluar
la mejor alternativa, decidir, aplicar la decisión y evaluar las consecuencias.
Como facilitadores, es importante entender todos de estos pasos y ver el
trabajo específico que se necesita para cada uno de ellos. Aunque estos pasos
son un proceso lineal, puede suceder que retrocedamos y avancemos en algunos de
ellos, siempre antes del momento de “decisión”
1. DEFINIR
|
||
Qué, quién, cómo
|
6. DECIDIR
|
|
2. ESTABLECER CRITERIOS
|
||
Optar por una alternativa
|
||
Criterios para decidir
|
||
7. EVALUAR
|
||
Aplicar la decisión y evaluar
|
||
las consecuencias
|
3.RECOPILAR INFORMACIÓN
Reunir la información relevante
5. IDENTIFICAR LA MEJOR ALTERNATIVA
Valorar las alternativas
4. CONSIDERAR TODAS LAS
ALTERNATIVAS
Generar alternativas
1. Definir
Cada proceso de toma de decisiones (cuando ya es explícito) tiene una primera etapa en la que se deben definir algunos elementos importantes:
• ¿Quién decidirá? Se
identifica quién tomará la decisión, en función del contexto, del tipo de
organización, al tipo de decisión (las decisiones estratégicas en las
organizaciones democráticas generalmente requieren que la implicación de un
gran número de personas sino todas).
• El método: ¿Cuál es el
método final que seguiremos? (ver la tabla a continuación con los métodos para
tomar una decisión).
La decisión
real de tomar una decisión puede ser más importante que la decisión en sí
misma. En muchas ocasiones, el verdadero poder radica en elegir las decisiones
que se deben tomar, quién lo hará y cómo.
2. Establecer criterios
Antes
de iniciar el proceso de identificación y generación de alternativas, se
recomienda pensar en los criterios que usaremos para tomar la decisión. Si
tenemos que elegir nuestro proveedor de alimentos, podemos tener criterios
económicos (el más barato), sociales (el que respeta más los derechos de los
trabajadores) ambientales (alimentos ecológicos), etc. Si lo hacemos después de
elegir las alternativas, puede suceder que los criterios estén influenciados
por las alternativas que tenemos (dependiendo de los intereses personales en
cada una de las alternativas. Por ejemplo, después de identificar a los
proveedores de alimentos, hay uno que me gusta en Francia, y propongo entonces
criterios geográficos: empresas francesas solamente).
3.
Recopilar información
En un proceso
racional perfecto, sin límites de tiempo, la recopilación de información podría
llevar mucho tiempo (conocer todos los problemas que afectan la decisión es
clave para generar mejores alternativas y elegir la mejor). Por lo general,
existen diferentes restricciones para poder alcanzar el nivel perfecto: tiempo,
intereses, disponibilidad de información... Aquí, es importante identificar la
información que es relevante y encontrar un equilibrio entre la cantidad de
información que necesitamos y la cantidad de recursos que podemos gastar buscando
esa información.
4. Considerar todas las alternativas:
Para poder tomar una
decisión necesitamos tener alternativas. A veces las alternativas simplemente
están ahí: “Nos están pidiendo que participemos en un proyecto. ¿Lo hacemos? “(Dos
alternativas: Sí o No). A veces tenemos que generar esas alternativas (incluso
con la ayuda de “expertos” externos si es necesario): Al decidir qué
actividades debe realizar un grupo, primero generamos la lista de todas las
actividades que se pueden hacer “Pensemos en las actividades que podríamos
hacer”. El carácter de la reunión para tomar la decisión es completamente
diferente si las alternativas se dan en una lista cerrada o si deben generarse.
Para generar alternativas,
es importante no mezclar las opiniones y la valoración de estas alternativas
cuando son sugeridas (especialmente si se hace en una sesión grupal). Es
importante diferenciar entre proponer alternativas y evaluar alternativas, para
dar opción a una mayor creatividad en el grupo.
La
lluvia de ideas es un mecanismo que permite proponer sin criticar. El debate
libre suele simultanear proposición y valoración, y a veces es necesario
trabajar el conjunto de alternativas para agruparlas en relación a algún tipo
de criterio.
Técnicas para organizar las alternativas
|
|
Agruparlas
|
Agruparlas por semejanza o proximidad: cuando
hay muchas puede ser interesante agruparlas para tener un mapa más claro de
todo lo que se ha propuesto. Por ejemplo, en las decisiones sobre una campaña
informativa se pueden agrupar
aquellas alternativas en
las que se
necesitan profesionales externos
|
Reconocer la incompatibilidad en la formulación
|
Para evitar un debate inútil sobre alternativas que son
perfectamente compatibles o
que incluso mejoran
al articularlas, conviene relacionarlas y presentarlas grupadas, distinguiéndolas
de las que son incompatibles entre sí.
Celebrar una fiesta multitudinaria y ahorrar
dinero pueden parecer alternativas incompatibles en una discusión, sin
embargo pueden articularse haciendo que las personas invitadas traigan
la merienda. Utilizar
el salón de
un piso pequeño y celebrar una fiesta multitudinaria sí son
alternativas incompatibles
|
Diferenciar entre causalidad y necesidad
|
Detectar
relaciones de causalidad o necesidad: en ocasiones unas alternativas son
condición de otras, por lo que no pueden
presentarse en paralelo y menos como excluyentes.
Primero
se decide si vamos o no, después quiénes y luego dónde.
|
Dar relevancia
|
Con frecuencia es conveniente distinguir
aquellas alternativas más significativas o necesarias de las que son
complementarias o secundarias.
|
5. Valorar
las alternativas
Este
es el momento en que el grupo analiza las ventajas y desventajas de las
alternativas más relevantes. También debemos examinar cuán arriesgada o
factible es cada alternativa. En las discusiones abiertas la valoración suele
mezclarse con la proposición de alternativas
• Numerar las alternativas con
una lista de ventajas y desventajas para cada una de ellas es muy útil.
• Vincular las alternativas a
la viabilidad y el interés también es muy útil.
Los pasos 1 a 5, y
especialmente los pasos 3 a 5, pueden ir y venir: podría aparecer información
nueva que abra nuevas alternativas o podríamos identificar cosas que hacen
imposible el método que elegimos al principio.
¡¡¡¡Pero ojo!!!! Los
cambios o modificaciones en este “proceso lineal” son muy costosos en términos
de energía dentro de los grupos y, por lo tanto, deben ocurrir solo cuando sea
necesario (cambiar con frecuencia puede terminar desacreditando por completo el
proceso de toma de decisiones y se reduce la posibilidad de que se cumpla lo
que se decida)
Dos reglas simples para
guiar los posibles cambios y mantener la “salud” del grupo:
Mantener la legitimidad: los cambios en los pasos 1 y 2 deben mantener la legitimidad. Qué, quién y cómo no
se puede cambiar a menos que se haga, en el mismo o en superior nivel en el que
fueron definidos (por las mismas personas o por ellas y más), y nunca en un
nivel inferior de legitimidad. Si fue un acuerdo de la asamblea general, la
asamblea general
debe aprobar los cambios, o si fue un acuerdo de un grupo de trabajo, el mismo
grupo de trabajo o en algunos casos la
asamblea general (que potencialmente tiene un mayor nivel de legitimidad)
podría cámbialos; “Hay una comisión (quién) creada para decidir el proveedor de
alimentos (qué y el cómo es por delegación), pero luego la comisión identifica
que todas las alternativas son demasiado costosas y afectará el presupuesto
general, y devuelven la decisión a la asamblea general (cambio en “quién” y
“cómo”).
Minimizar las propuestas de
último minuto: con
bastante frecuencia, después del
paso 5, alguien viene con otra “gran” alternativa. Esta alternativa puede
parecer muy atractiva porque es nueva en comparación con las otras que son
“viejas” (no “sufrió” todo el proceso de haber sido evaluada, discutida, etc.)
y sin ser realmente evaluada, se aprueba. Esto puede suceder especialmente
cuando el proceso de evaluar alternativas y elegir la mejor fue difícil. El
riesgo es que si la última gran alternativa no es realmente buena, costará
mucha energía y si “las propuestas de último minuto” ocurren con frecuencia,
disminuirá el compromiso futuro en los pasos 3 y 4 para otro proceso de toma de
decisiones.
6. Decidir
Esta es la parte del
proceso que es considerada como la decisión misma. Es el momento que equivale a
votar, responder a la pregunta, expresar consentimiento o negarse. Usamos el
método y los criterios que habíamos establecido para tomar la decisión. Después
de tomar una decisión, es muy importante confirmar que está claro para todas
las personas y que todas entendieron lo mismo.
7. Aplicar
la decisión y evaluar
Una decisión no puede
considerarse completa hasta que de hecho no se lleva a cabo. La táctica del
“sí, sí, claro” se basa en consentir decisiones precisamente porque se sabe que
no se van a llevar a cabo.
El grupo puede participar
en todo el proceso de la toma de decisiones o en parte. Sin embargo, no siempre
es fácil descifrar cuestiones como quién propone las decisiones, si todas las
personas pueden proponer decisiones, quiénes proponer decisiones, quiénes
presentan o generan las alternativas, si las personas que proponen son las que ejecutan
o no, cómo se validan las decisiones, etc.
Métodos
formales:
Ventajas
|
Riesgos
|
Cuándo emplearlo
|
||
La iniciativa y la toma de decisión final se
desplaza explícitamente del grupo a una parte del mismo
o a un individuo
|
||||
Una persona
|
Puede acelerar el proceso.
Reduce la energía invertida.
|
Se utiliza para:
La
decisión no sigue la línea de trabajo habitual del grupo, sino la línea de
trabajo personal de quién la toma.
Existe
la sensación de que la decisión solo beneficia a quien toma las decisiones.
La
información no es compartida.
|
Si las relaciones son positivas entre los miembros del grupo.
Hay una atmósfera de confianza y un alto nivel de identificación con
el grupo
Quien/quienes toman la
decisión tiene un alto nivel de legitimidad.
Hay una experiencia pasada positiva en relación al método.
|
|
Un pequeño
grupo
|
||||
Ventajas
|
Riesgos
|
Cuándo emplearlo
|
||
Votación
Dos o más alternativas son identificadas y el
grupo vota su preferencia
|
||||
Mayoría absoluta
>50% votos
|
Puede acelerar el proceso.
|
Se
puede dar una sensación de ganador-perdedor ganador genera una dinámica
competitiva que dificulta la cohesión y la participación.
|
Es una
buena idea usar este sistema cuando la decisión se considera menos relevante
cuando nadie se siente incómodo si el grupo no elige su opción
|
|
Mayoría relativa
La opción resultante es la que obtiene un voto
más que el resto.
|
Genera
escasa adherencia en las partes “perdedoras”.
Cuando
el lado “perdedor” es siempre el mismo, aparecen coaliciones basadas en el resentimiento,
la inhibición o la oposición, o la parte “perdedora” abandona el grupo
|
Cuando
es difícil resolver un desacuerdo y cuando todas las alternativas se han
discutido a fondo.
|
||
Mayoría amplia
Más del 75% o el 80% de los votos
|
Mayor
adherencia a la
decisión tomada
|
Puede
ser difícil de alcanzar (si se combina con consenso, este riesgo se minimiza)
|
Después
de no haber alcanzado un consenso, para evitar un número reducido de vetos.
Para decisiones estratégicas
(mezcladas con tratar de llegar a un consenso).
|
|
Unanimidad
100% de los
votos
|
Puede acelerar la toma de decisiones
especialmente en decisiones no relevantes (o en procesos donde hay espacio
para la deliberación y un alto nivel de acuerdo, sin posiciones de veto).
|
Bajo nivel de adhesión o consenso débil (especialmente
si fue una opción de “sí” “no”: la unanimidad se alcanza más debido al costo de
la oposición que al nivel real de adherencia a la opción elegida).
Puede tomar más tiempo y consumir energía y
homogeneizar el grupo
|
La unanimidad en las
decisiones formales es más significativa cuando
hay más opciones disponibles que
cuando solo se trata de elegir “sí” o “no
|
|
Múltiples opciones de votación
Todos pueden votar todas las opciones usando
al menos 3 niveles de adherencia a cada opción:
Sí, No, no es mi opción, pero no la rechazo
.
|
Da una mejor idea del nivel de adherencia a la
decisión.
Permite identificar si “las partes que pierden”
no son siempre las mismas
Minimiza las posiciones de veto
Contribuye a las lógicas de encuentro
|
No
resuelve completamente las situaciones de veto.
Dependiendo de cómo lo usemos, puede llevar a decisiones
que no están en contra de cualquier posición, pero que realmente no son
apoyadas por nadie
|
Se puede utilizar en un proceso de consenso
(como parte del proceso), para simplificar las opciones o para hacer que el
nivel de cumplimiento de cada opción sea más visible.
Es muy útil en decisiones reiterativas donde
la adherencia a las diferentes opciones es muy similar (Ej.: El día de la reunión: viernes o sábado)
|
|
Ventajas
|
Riesgos
|
Cuándo emplearlo
|
||
Consenso
El consenso es un proceso de construcción colectiva
que pretende conseguir una posición con la que todo el mundo se sienta
identificado
|
||||
Consenso
absoluto
Podría ser similar a la unanimidad, pero el proceso
para alcanzarlo será diferente (ya que todos construyen las posiciones
finales)
|
El consenso le da la misma importancia al resultado
final y al proceso utilizado para alcanzar ese resultado.
Utiliza todas las posiciones como punto de
partida para construir una posición con la que todos estén de acuerdo
|
Si todas las decisiones se toman por consenso,
el potencial del grupo podría verse disminuido (si una de las partes no desea
alcanzar tal consenso, el grupo solo puede tomar decisiones que sean fáciles
de acordar, que pertenecen a menudo al campo de lo pequeño y obvio).
|
En asuntos considerados esenciales
en la existencia del grupo.
En decisiones que requieren una gran adherencia
debido a un alto nivel de interdependencia o porque la decisión requiere un esfuerzo
de todos los miembros (frecuencia de las reuniones, propuesta para iniciar una
huelga indefinida).
En mínimos (asistencia,
tareas esenciales, algunas normas).
En asuntos que tienen un valor emocional considerable
para el grupo o parte del grupo.
|
|
80% de
consenso
Podría ser similar a una gran mayoría, pero el
proceso para alcanzarlo será diferente (ya que la posición final se construye
teniendo en cuenta todas las posiciones)
|
Tiene más posibilidades
de crear adherencia que las decisiones tomadas por las mayorías.
Ayuda a evitar la creación de minorías
marginadas.
|
Posiciones finales pueden ser aquellas en las
que nadie está en total desacuerdo, pero nadie realmente quiere.
|
||
Del proceso ideal de toma de decisiones racionales al marco racional del
proceso y el papel de la intuición
Por lo general, el “proceso racional” descrito
anteriormente, si se realiza sin restricciones (teniendo todo el tiempo
posible, para recopilar toda la información, para verificar todas las
alternativas y todas las consecuencias de todas las alternativas, con todo el
mundo informado, con un objetivo claro y sin condiciones de contexto) proporcionará
decisiones casi perfectas. Pero estas condiciones ideales no se dan nunca, y
los grupos usan más lo que se llama el proceso “racional acotado” lo que
significa que siguen un proceso racional, pero condicionado y restringido por
el contexto. Estas restricciones pueden estar relacionadas con:
• Condicionantes materiales: Recursos: el tiempo es el más frecuente, pero
también hay que tener en cuenta el acceso a la información, el conocimiento o
la experiencia para evaluar la situación completa.
• Condicionantes no materiales: Emociones: Las relaciones entre los
miembros del grupo, las alianzas implícitas o explícitas, las simpatías y las
antipatías, etc., se utilizan para influir en todo el proceso de toma de
decisiones.
A menudo, algunas de estas condiciones empujan a los grupos a tomar
decisiones en un tiempo muy limitado o en una situación no ideal. En esas
ocasiones también es bastante común escuchar el “siguió su intuición”, “Fue
tomado por intuición”. Esta intuición a menudo es el registro histórico a
partir de experiencias previas de los pasos 1 a 5 en la conciencia implícita
del grupo, es su trabajo previo y experiencia de vida (que podría no tenerse en
cuenta conscientemente) lo que guió su proceso de toma de decisiones.
La toma de decisiones en la práctica
La legitimidad de la decisión:
A lo largo de la vida de un grupo se toman miles de decisiones. Mantener
un alto nivel de legitimidad en la forma en que el grupo toma las decisiones es
un buen indicador de la buena salud del grupo.
De alguna manera, cada decisión tomada debe ser legitimada y la
legitimidad aumentará si las cosas se hicieron con cuidado:
•
Legitimidad de la renuncia: cuando las
personas defienden métodos o
propuestas que no son las que les beneficiarán directamente, simplemente porque
son más justas para el grupo. Si esto sucede en las decisiones tomadas por
delegación (el grupo o la persona que tiene la responsabilidad de decidir esto)
aumentará su nivel de legitimidad y, por lo tanto, aumenta también el nivel de
legitimidad de la decisión.
• La oportunidad de estar
informado: Compartir información y / o tener acceso a la información utilizada en el proceso de toma de
decisiones también aumentará el nivel de legitimidad. Una persona puede decidir
que prefiere no estar involucrada porque no tiene tiempo, pero sabe que podría.
Esto debería tener en cuenta no solo la disponibilidad de la información, sino
también el espacio y los canales para estar informados.
• Transparencia-visibilidad: hacer que el proceso sea visible,
especialmente cuando hay una delegación en grupos más pequeños para hacer
ciertas tareas (definir el método para tomar la decisión, dar una propuesta de criterios...),
para que cualquiera pueda verificar cómo funciona aumentará el nivel de
legitimidad.
• Confianza en el pasado
exitoso: haber tomado buenas decisiones en el pasado y haber realizado buenos procesos de toma
de decisiones siempre dará legitimidad al proceso y aumentará la confianza en
el grupo. Confianza en construir de nuevo y no en pedir.
Consejos para el grupo y para la facilitación
Algunas
ideas que no hay que perder de vista en la práctica de la toma de decisiones en
grupo:
• La gran mayoría de las decisiones en el grupo se
toman sin conciencia colectiva clara de que es una decisión. Además la gran
mayoría se toman sin conflictos explícitos, incluso en los grupos más
problemáticos. Sin embargo, los conflictos hacen conscientes las decisiones,
por eso los procesos de decisión se representan más conflictivos de lo que en realidad
son.
• A menudo, los conflictos en la toma de
decisiones sirven para mejorar el sistema mismo de toma de decisiones, no hay
que olvidar que en general los grupos no nacen con un sistema definido de toma
de decisiones, sino que éste se va modificando y evolucionando en la historia
de cada grupo. También los conflictos mal resueltos pueden ir bloqueando el
sistema de toma de decisiones hasta inmovilizar al grupo.
• Algunos miembros no tienen acceso al código en
el que se toman las decisiones y, por lo tanto, no participan porque no
entienden (decisiones sobre presupuestos, inversiones, historia del grupo,
contenidos muy especializados, etc.). Este fenómeno se agudiza en grupos muy
heterogéneos (consejos escolares, comunidades de vecinos).
• Las decisiones que se toman con escasa
participación tienen más dificultades para obtener adhesión por parte de los
miembros del grupo. En las decisiones clave, que requieren un alto nivel de
implicación por parte del grupo, es importante aumentar la participación,
aunque ello suponga más esfuerzo.
• La manipulación de las decisiones para beneficio
de una persona o de un sector del grupo deja una larga sombra tras de sí cuando
es desenmascarada, pues afecta a la confianza básica -ingrediente
imprescindible de un grupo inteligente-.
• Muchas veces se producen cortocircuitos entre la
toma de decisiones y la toma de decisiones de la toma de decisiones.
“Deberíamos estar todos para poder decidir esto”, “no estaba en el orden del
día, luego no se puede decidir”, “esta decisión es
importante, no aceptaré otra fórmula que no sea el consenso”, “¿qué votamos: la
propuesta o si se puede presentar las propuesta?”. Los cortocircuitos pueden
producirse porque es una situación nueva y no está regulada explícita o
implícitamente, o pueden estar provocados por las partes presumiblemente
“perdedoras” de la decisión que se va a tomar. En este segundo caso conviene
prevenir, aclarando el sistema de toma de decisiones antes de que se produzca
la discusión sobre la decisión misma.
• El sentido, la razón de ser del grupo, actúa
como el mejor “lubricante” en el proceso de toma de decisiones. Si las personas
se identifican con el sentido del grupo, el proceso de toma de decisiones se
hace mucho más fácil. El grupo se permite una mayor proporción de decisiones no
formales y recela menos del papel de los intereses y privilegios particulares
en la toma de decisiones, en la medida que ve avanzar el grupo hacia sus
objetivos colectivos. El sentido del grupo permite tomar una perspectiva
suficientemente amplia y global como para no distraerse en exceso con pequeñas
diferencias de acento en las decisiones.
• Los grupos inteligentes no sacrifican en sus
decisiones el poder experto (el criterio de las personas que más saben del
asunto a decidir) en aras de un igualitarismo ramplón, pero a cambio exigen a
las personas expertas que socialicen y compartan sus criterios y conocimientos.
• Cuando la decisión se hace más difícil de la
cuenta, casi siempre el problema es otro diferente al que se manifiesta en la
decisión que se está tomando. Los problemas de protagonismo, las secuelas de
conflictos anteriores, los problemas de poder o la percepción de
infravaloración suelen empañar los procesos de toma de decisiones.
• La urgencia y la fatiga son dos poderosos
aceleradores de la toma de decisiones. Es más fácil discrepar al principio de
una discusión que tras siete horas ininterrumpidas de negociación. Las
decisiones con fatiga se toman más rápido, simplificando y huyendo de la
complejidad. A veces es útil (cuando la complejidad es irrelevante para la
decisión), a veces no.
Por
último, los procesos de toma de decisiones son altamente sensibles a factores
ajenos a la toma de decisiones misma tales como la confianza del grupo, el
humor, los fracasos o éxitos recientes, los hábitos, las expectativas de éxito,
etc.
Consejos para la facilitación en los procesos de
toma de decisiones
El facilitador/a no toma las decisiones
El facilitador conoce los diferentes mecanismos y métodos para tomar
decisiones (el cómo) y ayuda al grupo a aclarar (si es necesario) el nivel de
relevancia de la decisión (el qué: estratégico, táctico, operativo), pero al
final es el grupo quien define el nivel de relevancia de la decisión.
El facilitador contribuye a facilitar el proceso de toma de decisiones
(puede ayudar a sugerir o contribuir a organizar el método, cuando se trata de
una decisión explícita en un proceso formal).
El facilitador intenta conocer los diferentes tipos de decisiones
tomadas en el grupo (qué y cómo) para:
•
Para que el
modo sea visible (si es necesario): el grupo está al tanto de lo que están
decidiendo.
• Para usar y compartir esta información en una
estrategia de prevención de conflictos: Si el grupo está tomando muchas
decisiones “economizadoras” o muchas decisiones de “negociación”, ha de
verificar la situación de las minorías con estas decisiones: ¿Son siempre las
mismas minorías? ¿De verdad están de acuerdo?
El facilitador ayuda a organizar las alternativas: es capaz de agrupar
ideas, reconocer incompatibilidades e identificar relaciones entre causalidad y
necesidad evitará muchas discusiones dentro del grupo. Pero no es el que está
creando alternativas (o no es su función principal)
Las
decisiones siempre están relacionadas con la dinámica de todo el grupo
(motivaciones, emociones, interacciones, liderazgos, conflictos...) y un
facilitador no puede ver un proceso de toma de decisiones como algo aislado del
resto de la dinámica del grupo.