Llevamos demasiado tiempo viendo lo mal que está todo. Es casi lo único, de lo que pasa a nuestro alrededor, que tenemos en cuenta.
Pero la crisis no está ahí fuera, está en nuestra cabeza. Nos ha hecho perder la confianza, nos ha contagiado el pesimismo, el desánimo, la insolidaridad.
Nuestra cabeza es lo primero que debemos arreglar. Debemos recuperar la confianza, el optimismo, el buen humor, la risa. Sería bueno empezar a ser quien somos, tocar ese fondo oculto y limpio de lo que en esencia nos constituye y dejarnos fluir ....
que las palabras de mi boca
me habiten primero el corazón